Hoy a las 18hs estaremos en el Monumento a los caídos de Malvinas, frente al Monumento a la Bandera, acompañando a los ex combatientes y recordando a esos grandes hombres que dieron la vida por la patria.
Compartimos con Vos este poema de Borges, reflexionando sobre aquel acontecimiento histórico.
Valoramos a quienes defendieron nuestra soberanía, y a los que dieron la vida por ello nuestro más sincero respeto.
Juan López y John Ward
Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en
distintos países, cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias, de un pasado
sin duda heroico, de derechos, de agravios,
de una mitología peculiar, de próceres de
bronce, de aniversarios, de demagogos y de
símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos,
auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al
río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad
por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer
el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que
le había sido revelado en un aula
de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron
una sola vez cara a cara, en unas
islas demasiado famosas, y cada
uno de los dos fue Caín,
y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve
y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en
un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges, 1985
El planeta había sido parcelado en
distintos países, cada uno provisto de lealtades,
de queridas memorias, de un pasado
sin duda heroico, de derechos, de agravios,
de una mitología peculiar, de próceres de
bronce, de aniversarios, de demagogos y de
símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos,
auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al
río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad
por la que caminó Father Brown.
Había estudiado castellano para leer
el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que
le había sido revelado en un aula
de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron
una sola vez cara a cara, en unas
islas demasiado famosas, y cada
uno de los dos fue Caín,
y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve
y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en
un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges, 1985